Guayaquil: El Puente de las 800 varas, Ciudad Vieja y Ciudad Nueva.
Plano de Don Dionisio de Alcedo y Herrera publicado en 1741 en la obra "Compendio Historico de la Provincia de Guayaquil". Ilustra claramente Ciudad Nueva y Ciudad Vieja, el puente de madera de las 800 varas, la ría y varios de los sitios importantes de la ciudad antigua.
Treinta años más tarde el sacerdote jesuita Mario Cicala describe el puente de la siguiente manera: "La Ciudad Nueva se comunica mediante un puente que según dicen tienen trescientos ojos, llamémosles arcos de tablas, cada luz distante de la otra diez palmos, lo que significa que la longitud total de aquel puente es de 375 canas italianas. [...] el ancho del puente es de seis palmos, suficiente para que puedan caminar una junto a otra dos personas. Este es el famoso puente de 300 ojos, o arcos que comienza en el inicio de la Ciudad Nueva y se extiende hasta el comienzo de la Ciudad Vieja, lo que significa que en el medio de las dos ciudades, en el uno y en el otro lado, hay dos filas o hileras de casas y que cada una de ellas tiene su propio puentecillo unido al puente grande, de circulación general".
El Cerro de Santa Ana fue suficiente para contener a la población guayaquileña hasta el siglo XVII, pero a finales del mismo siglo ya lo encontramos sobrecargado en sus laderas, entonces sus edificaciones llegaban por el norte hasta el estero de la Atarazana y por el sur hasta el estero llamado de Villamar (actual calle Loja). Poco a poco la ciudad empezó a extenderse más allá de las faldas del cerro, hacia el sur hasta la “Sabaneta”, donde se constituyó la “Ciudad Nueva”. En 1693, de manera oficial, el Cabildo pide autorización al virrey Don Melchor Portocarrero Lasso de la Vega para el traslado de la ciudad argumentando que la nueva ubicación era más ventajosa frente a las incursiones piráticas y los incendios. A pesar de la disposición del Cabildo, no todos los vecinos se trasladaron a la Ciudad Nueva, incluso la Orden de los Dominicos decidió permanecer en su ubicación original.
Una vez constituido el nuevo emplazamiento conocido como CIUDAD NUEVA nos encontramos que la urbe esta formada por dos secciones, y el emplazamiento original sería conocido como CIUDAD VIEJA. Estas secciones de la ciudad estaban separadas por una zona pantanosa formada por cinco esteros sobre los cuales atravesaba un puente construido de madera de guasango.
En el año de 1741 se publicó en la ciudad de Madrid el "Compendio Histórico de la Provincia de Guayaquil por Don Dionysio de Alsedo y Herrera" ex presidente de la Real Audiencia de Quito entre 1728 y 1736, en él se incluía un plano de la ciudad que, aunque no es exacto en escala, dibuja con claridad las diferentes secciones de la ciudad colonial. En este plano el autor identifica, de norte a sur, los esteros que separan a Ciudad Vieja de la Nueva con sus respectivos nombres: Villamar, Junco, Campos, Morillo y Lázaro.
Don Dionisio de Alcedo señala que el puente que unía las dos secciones de la ciudad fue constituido en 1710, tenía dos varas de ancho por 800 de largo y estaba elaborado com maderas de guachapelí y guayacán, además añade que "sirve de diversión como paseo público, porque corre su longitud, guarnecida por ambos lados de árboles frutales, palmas de cocos, y casas particulares, que hacen apacible la distancia con los descansos, y con la sombra, y delicioso el camino con el recreo, y la variedad de lo frondoso, y de lo ameno..."
Treinta años más tarde el sacerdote jesuita Mario Cicala describe el puente de la siguiente manera: "La Ciudad Nueva se comunica mediante un puente que según dicen tienen trescientos ojos, llamémosles arcos de tablas, cada luz distante de la otra diez palmos, lo que significa que la longitud total de aquel puente es de 375 canas italianas. [...] el ancho del puente es de seis palmos, suficiente para que puedan caminar una junto a otra dos personas. Este es el famoso puente de 300 ojos, o arcos que comienza en el inicio de la Ciudad Nueva y se extiende hasta el comienzo de la Ciudad Vieja, lo que significa que en el medio de las dos ciudades, en el uno y en el otro lado, hay dos filas o hileras de casas y que cada una de ellas tiene su propio puentecillo unido al puente grande, de circulación general".
El padre Cicala era de origen italiano, llegó a Quito en 1743 como novicio de la orden de la Compañía de Jesús siendo ordenado sacerdote en 1747 y luego partió a trabajar como misionero en Guayaquil y Panamá. Permaneció en el país hasta 1767 cuando junto a sus compañeros jesuitas fue desterrado por orden del rey Carlos III. En el exilio, escribe la "Descripción histórico - Topográfica de la Provincia de Quito de la Compañía de Jesús" que será publicada en Viterbo en 1771. La obra es considerada la primera geografía escrita de la antigua Audiencia de Quito.
A manera de epílogo anotaré que el puente fue reemplazado en 1774 por una calzada empedrada.
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